Gustavo Lagos Cruz-Coke
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¿Terminó el superciclo del cobre?

29/4/2013

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Columna publicada en La Tercera, el 28 de abril de 2013. Ver publicación original.

Ha habido gran preocupación en el país por el descenso del precio del cobre, el que llegó cerca de los US$ 3 por libra. Nos habíamos acostumbrado a que el precio fuese US$ 3,5 o más por libra, y muchos pensaban que el crecimiento de China seguiría indefinidamente. ¿Será esto así?

Un amplio grupo de expertos nacionales e internacionales en el precio del cobre y otros commodities minerales y agrícolas venía debatiendo cuánto podría durar este auge o superciclo, que comenzó a fines de 2003 y que continúa hasta ahora con la interrupción de un año provocada por la gran crisis financiera de 2008. No hay opinión unánime al respecto. 

Algunos, incluso, creen que China está más allá de los ciclos económicos. La evidencia muestra lo contrario. Este país usa cada año más del 40% de los commodities minerales producidos en el mundo, incluidos el petróleo, el cobre, el aluminio y el hierro, entre otros. De hecho, más del 80% del aumento del uso o consumo anual de estos materiales a nivel global ocurre en China.

Con la crisis financiera de 2008 los otros gigantes económicos, Estados Unidos y Europa, quedaron fuertemente afectados y no han podido repuntar su crecimiento. Por ello, la política económica china se ajustó para basar su expansión predominantemente en el consumo interno en vez de sus exportaciones industriales. Y lo logró exitosamente después de 2008 hasta la fecha. Pero esta es una transición compleja, que ningún país en la historia ha logrado en un período de tiempo tan corto. 

China había venido creciendo por más de una década a tasas cercanas al 10% anual, incluso después de 2008. Pero en 2012 redujo su tasa de crecimiento a 7,8%, y el primer trimestre de 2013 los resultados no fueron auspiciosos. 

Un repunte económico de Estados Unidos o Europa podría impulsar el crecimiento de China a dos cifras nuevamente, con lo que el precio del cobre se elevaría por sobre los US$ 4.

Es incierto que las expectativas de alto crecimiento que se proyectan para China se cumplan. Si a ello se añade que la producción de cobre mundial aumentará considerablemente entre 2015 y 2016, es posible que ello se traduzca en un descenso importante del precio del cobre, lo que podría constituir el fin del superciclo. Por ello, es clave comprender que la riqueza que tenemos es temporal; el país está rico, pero aún no lo es.
Pero en los próximos años ello es incierto para Estados Unidos e improbable para Europa. Entonces, por ahora, el precio depende casi totalmente de lo que pase en la economía china. 

Las proyecciones sobre crecimiento que se hacen en el mundo, país por país, son positivas para China en los próximos cinco años. Sin embargo, este gigante no puede abstraerse de un principio básico: mientras mayor es el ingreso per cápita, menor es el crecimiento económico. Todos los países del mundo experimentaron esto en su camino al desarrollo, incluyendo Estados Unidos, Alemania, Japón, Corea del Sur, Chile y muchos otros. 

En el caso de China, ello no debería ser distinto. Sus remuneraciones fiscales urbanas han estado aumentando más de un 10% anual real por año, y ello impactará crecientemente sus exportaciones, así como su economía interna. Antes de 2020 China tendrá un ingreso per cápita parecido al que Chile tenía en 2010. Por ello, es altamente incierto que las expectativas de alto crecimiento económico que se proyectan para este gigante hasta fines de esta década se cumplan. 

Si a ello le añadimos que la producción de cobre mundial aumentará considerablemente en 2015 y 2016, es posible que ello se traduzca en un descenso importante del precio del cobre, lo que podría constituir el fin del superciclo. Esto traería consecuencias económicas muy importantes para Chile. 

El superciclo comenzado a fines del 2003 fue como sacarnos la lotería. Los impuestos de la minería chilena privada recaudados por el Fisco subieron desde US$ 49 millones en 2002 a US$ 6.200 millones en 2007, mientras que los excedentes de Codelco subieron desde US$ 326 millones a US$ 7.900 millones en el mismo período. A su vez, bajó el desempleo desde 9,8 a 7,1%, y subieron el Ipsa, los resultados de las AFP, la inversión y el crecimiento económico en general. 

El país aumentó fuertemente el gasto y, a la vez, comenzó a ahorrar una parte de los ingresos del cobre en el nuevamente creado Fondo de Estabilización Económico Social, el que acumuló hasta un 10% del PIB antes de la crisis de 2008.

Los chilenos empezaron a creer que el país era rico, especialmente cuando les llegó la plata del cobre en 2009, en la forma de bonos, seguros de desempleo, mejores pensiones y mayor acceso al consumo de bienes nacionales y de importación. Qué mejor expresión de percepción de riqueza que las consignas de las manifestaciones estudiantiles de 2011 “educación gratis ahora”.

La recaudación fiscal efectiva a partir del cobre no alcanzó nunca más los niveles de 2006 y 2007. De hecho, en 2012 fue muy inferior a lo fijado en la Ley de Presupuesto. 

De mantenerse el precio en los niveles esperados, cercano a los US$ 3,5 por libra para 2013 y 2014, el aporte al Fisco será entre  35 y 40% menor que en 2007, cuando alcanzó un máximo. Ello debido a la escalada de costos que ha sufrido la minería mundial, y que en Chile ha sido mayor debido a las alzas salariales de los trabajadores de la minería y al aumento del precio de la energía. Es improbable que la minería chilena reduzca sustancialmente sus costos durante el superciclo debido a las altas expectativas de los chilenos y por la inflación del valor de los suministros.

Por ello, es clave que comprendamos que la riqueza que tenemos es temporal, que el país está rico, pero no lo es aún, porque el superciclo no es permanente. Por ello, hay que bajar las expectativas de gasto en los próximos años, no sólo porque los ingresos generados por el cobre han bajado, sino por la incertidumbre sobre la duración del superciclo. 

Finalmente, hay que aprovechar a fondo el superciclo, avanzando hacia el desarrollo, sin olvidar que si bien el cobre nos puede ayudar para acercarnos más rápido hacia esta meta, el verdadero desarrollo existirá cuando dependamos sólo de nosotros mismos para sustentar una alta calidad de vida. Ahí seremos verdaderamente ricos.



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Los desafíos que vienen para la minería chilena

10/4/2013

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Columna publicada en El Mostrador el 10 de abril de 2013. Ver publicación original.

Es ampliamente reconocido el inmenso aporte que la minería del cobre ha hecho al desarrollo del país desde el comienzo del auge del precio del cobre, o superciclo, en 2004.

Ello ha llevado a los chilenos a percibir que el país es mucho más rico de lo que en realidad es. Porque este es un fenómeno temporal, ya que el precio del cobre no puede mantenerse en las alturas indefinidamente.

Que mejor expresión de la percepción de riqueza de parte de los chilenos que la demanda de los estudiantes en 2011 de educación gratuita y pública para todos.

En los últimos siete años el cobre proporcionó 53 mil millones de dólares al presupuesto fiscal, y se ahorraron unos 17 mil millones de dólares adicionales en el Fondo de Estabilización Económico y Social, FEES.

Desde 2010 la inversión minera por sí sola contribuyó a un quinto del crecimiento económico del país, creando 120 mil nuevos empleos. Algunos expertos, sin embargo, consideran probable que el precio se reduzca en el próximo periodo presidencial, debido a una menor demanda global y por aumento de los inventarios.

¿Qué significaría este escenario si no tomamos medida alguna? Unos seis mil millones de dólares menos para el Fisco anualmente, reducción de la inversión a niveles mínimos, elevación del precio del dólar a rangos de 650 a 700 pesos, reducción de las importaciones, déficit fiscal, perdida de varios cientos de miles de puestos de trabajo, y muchas otras consecuencias que ni siquiera conocemos.

¿Se puede hacer algo para paliar estos efectos? Por supuesto que sí, y eso es parte del debate que debe establecer el país en esta campaña presidencial. El primer gran desafío es que los chilenos y las elites políticas y empresariales conozcan las consecuencias que traerá la baja del precio del cobre, planificando con anticipación las acciones que tomarán cuando ello ocurra. El segundo gran desafío del país es aprovechar el superciclo de la mejor forma posible.
¿Qué significa esto? Avanzar en derribar las trabas al desarrollo, proporcionando mejores oportunidades de educación y trabajo a los chilenos que han quedado rezagados. Trabajar para que el mayor número de proyectos mineros se concreten ahora, manteniendo, de esta manera, empleo pleno y construyendo capacidad productiva para el futuro.

Recuperar la competitividad perdida educando a más chilenos en trabajos especializados, creando consenso sobre el desarrollo de la energía, acordando los balances adecuados que protejan el medio ambiente pero que a la vez permitan el crecimiento de las fuerzas productivas.

Permitir que todas las fuerzas que pueden reconstruir dicha competitividad se desplieguen sin exclusiones, el Estado, las empresas mineras y de servicios, públicas y privadas, y las universidades.

Ello no ha ocurrido hasta ahora. Finalmente, los recursos adicionales – impuestos- para financiar al país en el futuro deben provenir del conjunto de las industrias nacionales y no sólo de la minería, ya que esta no estará en condicione de aportar significativamente cuando baje el precio del cobre. Pero también porque la contribución del cobre al presupuesto fiscal en los últimos siete años ha subsidiado al resto de las industrias, restándoles la fortaleza interna que deben tener las actividades que se paran por sí solas.

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La compleja gestión de Codelco

4/4/2013

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Columna publicada en La Tercera el 4 de abril de 2013. Ver publicación original.

EL 15 DE marzo, la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), que congrega a los trabajadores de Codelco, anunció un paro nacional titulado “defender la estabilidad laboral, las pensiones dignas y renacionalizar el cobre”. El comunicado se refiere a un ineficiente modelo de gestión, a fracasados proyectos estructurales, a una descontrolada e ineficiente tercerización y a otros temas internos. Contiene, además, numerosos aspectos que no dicen relación con Codelco, tales como poner fin al DL 600 y a la concesión plena de las minas, crear una AFP estatal y renacionalizar el cobre. 

Según la FTC se trata de “hacer público el complejo escenario que vive la corporación”. Pero incluyen temas que nada tienen que ver con esta, y lo hacen al comienzo de la campaña presidencial, presumiblemente en la esperanza de que sus banderas sean adoptadas en el programa del futuro gobierno. 

Son posiblemente dos los aspectos del comunicado que concitaron el apoyo decisivo para aprobar este llamado a paro. La estabilidad laboral, que es lo más preciado por los trabajadores, y la afirmación de que la empresa tiene un modelo de gestión ineficiente. 

La estabilidad laboral estaría amenazada, ya que se “excluye a los trabajadores actuales de ocupar los puestos de trabajo futuro”. Los proyectos de inversión estructurales contienen la visión de empresa que se quiere crear en el futuro, con tecnologías, remuneraciones y beneficios competitivos. 

Estas dos últimas estarían en el rango de 50 a 65 mil dólares anuales por persona, comparado con aproximadamente el doble que le cuesta a la empresa cada trabajador en la división Chuquicamata. El plan de la empresa es que los retiros voluntarios y las jubilaciones que ocurrirán reducirán el número de trabajadores con contratos colectivos antiguos e irán impactando cada vez menos los resultados de la empresa, mientras que los trabajadores nuevos serán contratados con remuneraciones y beneficios de mercado. Las nuevas contrataciones ya están ocurriendo en varias divisiones. Afirma también que las condiciones de los contratos colectivos actuales estarían siendo vulneradas, cuestión que la empresa niega. Y que hay una “descontrolada e ineficiente tercerización que pone en riesgo la seguridad y competitividad de Codelco”, proponiendo iniciar un “agresivo plan de internalizaciones”. 

Estos aspectos, junto a otros, indican que la visión que tiene la FTC sobre el futuro de la empresa dista considerablemente de la visión y manejo de sus actuales directivos. El diseño de futura empresa contenida en los proyectos de inversión proviene, sin embargo, de gobiernos anteriores y, posiblemente, se mantendrá en cualquier gobierno futuro si la empresa ha de recuperar su posición competitiva. Es obvio que ello le restará influencia a la FTC en el devenir de la corporación. 

La legislación actual entrega la administración de la empresa a un directorio y a ejecutivos, y no a la FTC. Y si bien hay numerosos aspectos mencionados por esta que deben ser abordados en un debate tanto interno como público, no es aceptable que para publicitar sus posiciones la FTC llame a un paro que daña económicamente a la empresa y al país.
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    Gustavo Lagos

    Profesor Titular.
    Departamento de Ingeniería de Minería.
    Centro de Minería.
    Pontificia Universidad Católica de Chile. 

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