(Hacer click en la imagen para descargar la columna en su formato original)
El precio del cobre: desde 2020 a mayo 2021 El relato del precio del cobre desde 2020 hasta enero 2022 fue de la mano con las expectativas de crecimiento mundial, del éxito de las vacunas contra el COVID, y de las presiones inflacionarias creadas por los estímulos de los bancos centrales para activar las economías durante la pandemia. La mayor inflación fue abordada, como ha ocurrido en las últimas dos décadas en el mundo, con el aumento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales del mundo desarrollado, lo que a su vez redujo las expectativas de crecimiento de la economía mundial desde la segunda mitad de 2021. La demanda de cobre aumentó por estas expectativas de mayor crecimiento, pero también la oferta de cobre de mina jugó un rol importante, ya sea al alza o a la baja del precio en ocasiones. Estos factores, los que constituyen los fundamentos del precio del cobre, fueron la mayor parte del tiempo un barómetro de la economía mundial. Es importante recordar que el efecto de la pandemia sobre los mercados globales a principios de 2020 fue devastador (ver Figura 1), y ello fue contrarrestado por la intervención histórica de la Reserva Federal (FED) de EEUU., el 23 de marzo de 2020, la que inyectó vastas sumas de dinero al sistema financiero, comprando bonos de deuda, y asegurando que las empresas estadounidenses, que seguían funcionando pero que estaban quedando sin efectivo, pudieran seguir endeudándose con los bancos y no quebraran. Además, la FED prometió inyectar lo que fuese necesario a la economía para prevenir el colapso, al estilo de lo que pasó en la crisis financiera de 2008. Los principales índices accionarios del mundo, incluido Chile, que habían perdido un tercio de su valor hasta el 23 de marzo, comenzaron a recuperarse, y lo mismo ocurrió con el precio del cobre el que llegó a bajar a 210 c/lb. Desde mayo 2021 al 24 de febrero 2022 Desde entonces, dicho precio se elevó casi ininterrumpidamente hasta el 12 de mayo de 2021, cuando alcanzó 478 c/lb, uno de los mayores de su historia (Figura 1). Una causa principal, sino la clave, de dicha alza extrema fue la votación por gran mayoría de la Cámara de Diputados del proyecto de Royalty en Chile el 6 de mayo. En días posteriores comenzaron a surgir los análisis de expertos, los que concluyeron que la aplicación del Royalty votado no era viable ya que causaría el cierre de numerosas minas en Chile y el fin de gran parte de la inversión minera chilena. Contribuyó a la relajación de las tensiones los anuncios de varios senadores, que tendrían que votar el proyecto, que los términos de la propuesta de la Cámara serían revisados cuidadosamente. De paso, esta alza del precio del cobre llevó a rebajar el riesgo país de Chile estimado por diversas agencias internacionales. Este riesgo había aumentado fuertemente debido a la incertidumbre política vigente en el país. A pesar que el cobre bajó a niveles de 460 c/lb en las semanas posteriores, el 6 de junio 2021 China anunció mediante su agencia “China's National Food and Strategic Reserves Administration” que liberaría inventarios estratégicos de cobre, aluminio y cinc, con objeto de reducir el precio de estos metales, los que contribuían a reducir la expansión de la construcción y aumentar la inflación en dicho país. Ello causó la reducción del precio del cobre a 410 c/lb el 21 de junio (Figura 1), pero el precio se recuperó rápidamente a niveles de 425 c/lb. Como era de esperarse, esta liberación de inventarios tuvo un efecto tímido en el mercado. El 24 de septiembre 2021 el precio comenzó otra alza importante llegando el 19 de octubre 2021 a otro máximo de 483 c/lb, esta vez impulsado por los bajos inventarios en las bodegas de las bolsas de metales, causados por inversionistas que buscaban obtener ganancias refugiándose en commodities. Los efectos económicos de la pandemia fueron combatidos con estímulos de los Bancos Centrales de países desarrollados. Pero ello llevó a aumentar la inflación global, lo que causó la elevación de las tasas de interés por parte de varios de los principales bancos centrales del mundo. Contribuyó a este auge la estrechez de energía en China lo que causó la reducción de la producción de cobre refinado a partir de sus fundiciones de cobre. Después el precio bajó y se estabilizó hasta el 24 de febrero 2022 en una banda entre 425 y 450 c/lb, con mucha volatilidad. La invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero 2022 Las sanciones impuestas a Rusia debido a la invasión a Ucrania a partir del 25 de febrero por La Unión Europea, Estados Unidos, el Reino Unido, Suiza, y Japón, entre muchos otros, son posiblemente las más fuertes e integrales de la historia. La lista de sanciones es impresionante, las más importantes consisten en congelar las Reservas del Banco Central de Rusia en el exterior, la prohibición a toda la banca mundial de usar transacciones SWIFT para pagos a o de bancos rusos, y el cierre de todos los bancos rusos en el exterior de este país. Además se incluye la prohibición de comprar o vender commodities a Rusia (salvo el petróleo y el gas natural), y la importación y exportación de bienes tecnológicos. El cobre reaccionó a estas medidas desde el 28 de febrero, subiendo a 486,7 c/lb el 7 de marzo, y rozando los 500 c/lb en varios momentos del día para retroceder después. En días posteriores bajó a 450 c/lb. El alza se debió fundamentalmente a inversionistas intentando refugio financiero. La baja del precio fue causada por una variedad de causas, incluyendo las expectativas que los resultados de las negociaciones con Rusia fueran positivas, por la menor expectativa de crecimiento económico global debido al alza del precio del petróleo y sus efectos inflacionarios, y porque los inversionistas se cambiaron a instrumentos de renta fija de la FED y otros bancos centrales. Volatilidad del precio del cobre La reducción de 8% en el precio del cobre después del 7 de marzo puede parecer muy importante pero es pálida comparada con la volatilidad de otros commodities en días recientes, especialmente del petróleo, del gas natural y del níquel. Este último subió 5 veces (500%) su precio desde el 24 de febrero, causando estragos en las bolsas de metales. En suma, podemos esperar alta volatilidad del precio cobre en las semanas y meses venideros, pero con tendencia al alza, incluso por sobre los 500 c/lb. Rusia aún puede vender su cobre, aunque con crecientes dificultades, a través de filiales en China que operan con Bancos chinos, los que hasta ahora pueden transar dólares. Pero el control mundial a aquellas instituciones y empresas que sigan comprando y vendiendo bienes a Rusia irá creciendo en los próximos meses, y por ello la oferta de cobre desde Rusia está amenazada. La suma de los efectos que la guerra causaría en Chile son negativos, sin embargo, porque la potencial alza del precio del cobre este año no puede compensar ni cercanamente el alza de las importaciones de petróleo y gas natural de Chile. En el presente estudio se evalúan las cadenas globales de valor y suministro del cobre refinado de los países latinoamericanos. El cobre de mina producido por América Latina aumentó del 24,1% del total mundial en 1990 al 43,8% en 2020, pero al mismo tiempo la capacidad de fusión y refinación se redujo del 21,9% al 11,2%, lo que significa que la mayor parte del cobre producido se exporta actualmente en concentrados.
La migración de la capacidad de fusión y refinación hacia China y otros países de Asia trajo consigo consecuencias que representan vulnerabilidades y a la vez oportunidades para los países latinoamericanos. Entre las mayores vulnerabilidades están que la capacidad negociadora de los cargos de tratamiento y refinación por parte de América Latina se ha visto fuertemente reducida; que ello impacta negativamente en la emisión de gases de efecto invernadero, y que se reduce la posibilidad de desarrollar ciencia y tecnología para procesar de manera sostenible los minerales y concentrados de cobre cada vez más complejos, utilizando menos energía, agua y territorio. El estudio concluye que la construcción de nueva capacidad de fusión y refinación en América Latina aborda estas vulnerabilidades y es viable económica y tecnológicamente. Disponible para la venta Segunda Edición en el siguiente enlace:
http://comercio.editec.cl/index.php?route=product/product&path=62&product_id=50 Descripción La historia del litio en Chile es absolutamente contemporánea, y como suele ocurrir en minería, fruto de la casualidad, cuando Anaconda perforó en el Salar de Atacama buscando agua para Chuquicamata en 1962. Así, el recurso tiene poco más de 50 años de trayectoria. El profesor Gustavo Lagos ha sido testigo directo y cronista permanente y acucioso de esta apasionante historia que hoy se encuentra en un punto de inflexión. Lagos Cruz-Coke es -seguramente- el profesional chileno que más ha estudiado y escrito sobre los recursos de litio de nuestro país, sus características, oportunidades y restricciones. El Grupo Editorial Editec publica el libro del doctor Gustavo Lagos “El Desarrollo del Litio en Chile 1984 – 2017” que sabemos será muy bien recibido por los lectores interesados en saber más sobre este metal que claramente se posiciona como importante actor del desarrollo económico y social del Siglo XXI. Columna publicada en La Tercera el 8 de diciembre de 2015. Ver publicación original.
Para la industria minera del cobre chileno 2015 ha sido un año de profundos cambios debido a la reducción del precio del cobre en 26% desde enero. Hace ya tres años que está claro que el superciclo esta en retroceso y que ahora vuelven los ciclos. Ventas de empresas, cierre de faenas, aumento de la ley media de los minerales extraídos, reducción de producción en numerosas minas, reorganización interna, reducción de personal por doquier, racionalización de los contratos externos, congelamiento de los sueldos de ejecutivos y directorios, fin a los gigantes bonos de término de conflicto, retraso de las inversiones, y ralentización de nuevas contrataciones, son las principales medidas que adoptaron todas las mineras. Y están funcionando. Dichas medidas junto a la desvalorización del peso y a la reducción global de los costos de insumos para producir cobre indujeron a una reducción de cerca de 10% de los costos para la industria chilena en lo que va de este año. Y ello continuará en 2016. Lo que ocurrió en los últimos meses constituyó un golpe fuerte, especialmente para el empleo, pero en pocos meses ya hay un cambio en la mirada. Los ejecutivos mineros saben de los ciclos de precio y hay un menú de medidas que se utilizaron ya en crisis anteriores. Los próximos dos años serán de bajos precios del cobre, pero de una visión optimista. Porque lo que viene después es potente, con grandes inversiones, y con una convicción renovada de lo que hay que hacer. Lo que está realmente en crisis es la mirada de muchos chilenos que carecen de conocimiento histórico y que claman por la diversificación, por la industrialización, y por la innovación, deplorando el bajo nivel de aporte fiscal actual de la minería. Es como si quisieran borrón y cuenta nueva. No saben que en los ‘90 y hasta 2004 el cobre representaba cerca del 30% de las exportaciones del país, y que sólo gracias al precio gigante del superciclo dicha participación subió a más de 50%, pero ahora retrocede nuevamente. Tampoco parecen reconocer que la política de desarrollo chileno fue y sigue siendo neutra respecto a la industrialización y que la joven política de innovación tecnológica nunca ha despegado en cuanto a sus resultados. Lo que pasa es que la fiesta del superciclo llevó a una mayoría del país a exigir metas como educación gratis para todos y otras, que fueron siempre imposibles de lograr en el corto plazo, porque la riqueza del superciclo era transitoria. Igual este nos dejó enormes beneficios, como un mayor nivel de vida y fondos soberanos importantes. Pero ahora, para ganar más hay que trabajar mejor. Un estudio de la UC muestra que dos tercios de los 36 nuevos grandes proyectos mineros que hay en el país son altamente competitivos a nivel global y que si superamos la conflictividad y la desconfianza que impera actualmente en nuestra sociedad, la minería volverá a ser en los próximos diez años la mejor base del desarrollo económico, tecnológico y social. Ello no depende ya sólo del mercado sino también de nosotros mismos. Columna publicada en La Tercera el 9 de septiembre de 2015. Ver publicación original.
La caída del precio del cobre en los últimos dos meses coloca a Codelco en un delicado trance, ya que si el precio se mantiene en los niveles actuales, la empresa no aportará excedentes significativos al Estado, marcando un quiebre histórico en tal sentido. Desde que comenzó la crisis asiática -hace 18 años- que la industria del cobre no enfrentaba un ciclo de bajos precios, y sus consecuencias están olvidadas. Los efectos en el país son la depreciación del peso, el deterioro de los términos de intercambio y de la balanza comercial, menor crecimiento económico, aumento de la deuda externa y del déficit fiscal, aumento del desempleo, elevación de la inflación, etc. En las empresas los ciclos bajos significan menor rentabilidad, a veces pérdidas, y son enfrentados con reducción de costos, menor exploración e inversión, cierre de operaciones de alto costo, y modificación de los planes de explotación favoreciendo áreas de mayores leyes de mineral. En la crisis asiática hubo énfasis en la protección del empleo, con reducciones salariales o de las jornadas de trabajo, fin de los bonos de término de conflicto y su reemplazo por bonos de productividad. La etapa que comienza debiera ser similar. Codelco aplicó estas políticas en la crisis asiática con el apoyo irrestricto de sus trabajadores, y si bien salió fortalecida de ella, perdió competitividad desde entonces debido al retraso de sus inversiones estructurales, lo que principalmente fue producto de la casi total falta de reinversión por parte del dueño, motivado por el uso de los excedentes en fines sociales mientras las ganancias extra de Codelco y de otras mineras durante el superciclo se traspasó a los Fondos Soberanos. Recién en 2014 el gobierno accedió a reinvertir adecuadamente en Codelco, pero ya era tarde y la empresa enfrentaría años de bastante menor producción que la actual -al menos hasta 2020-, lo que puede deteriorar su situación y fuerza a una vigilancia redoblada para asegurar que podrá enfrentar sus compromisos económicos. A ello hay que añadir la incertidumbre sobre el futuro del precio del cobre, el que podría seguir bajando desde aproximadamente el 90% de los costos operacionales globales en que se sitúa ahora. El futuro del precio del cobre depende de la demanda, es decir, fundamentalmente del éxito que tenga China en el manejo de su economía, la que transita el mismo proceso que originó la crisis asiática y la recesión en Japón a comienzos de los 70. En cualquier circunstancia, las acciones y demandas de los contratistas impulsadas por su Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), bloqueando violentamente la producción en varias faenas y con vandalismo en las instalaciones de la división Salvador son inaceptables. Codelco no está en condiciones de entregar bonos de término de conflicto a sus trabajadores y contratistas. Por ello las declaraciones del Presidente ejecutivo de Codelco -respaldadas por su directorio- sobre el inicio de una “economía de guerra”, recortando costos hasta “el hueso” y reduciendo el ritmo de avance de las inversiones estructurales son acertadas y hay que apoyarlas. Columna publicada en Revista Minería Chilena, el 1 de abril de 2015. Ver publicación original.
Codelco vive los momentos más vulnerables de sus 41 años de historia. Antes los contratistas, y ahora algunos de los supervisores, no han comprendido los delicados tiempos que la empresa tiene por delante. Con un bajo precio del cobre que podría mantenerse por años, con una deuda creciente y con una producción decreciente, hay pocas opciones para generar el dinero que necesita para operar y seguir invirtiendo. Las inversiones son clave para asegurar el futuro de una empresa fuerte como la que conocimos en el pasado. Esta situación no es ajena a otras grandes mineras. La revista The Economist indicaba recientemente que BHP y Rio Tinto enfrentaban una deuda creciente, la que podría requerir venta de activos y la suspensión de dividendos. Codelco está en una situación más difícil que BHP y Rio Tinto, y la pregunta es: ¿qué opciones tiene para seguir invirtiendo? Rebajar costos, reducir lo menos posible su producción, aumentar su deuda, vender activos e incorporar capitales privados. Para reducir costos hay que contener el incremento real de remuneraciones al igual que ocurrió en la crisis asiática. El bono de término de conflicto se llamaba en esa época "Tapaboca", y era una pequeña muestra de reconocimiento. La llegada del súperciclo trajo bonos millonarios como gesto de compartir utilidades, pero ahora estas no existen. Reducir personal es otra medida que se está llevando adelante, comenzando por los ejecutivos. Mientras mayor sea el aumento real de remuneraciones y bonos, la empresa estará forzada a reducir más su personal. Otra opción es cerrar las operaciones que arrojan pérdidas, como Salvador, o bien cerrar procesos de altos costos en sus grandes minas, esto último al estilo de lo que anunció recientemente Collahuasi. La mantención de la producción de las operaciones que generan más ganancias -Teniente, Andina y RT- es clave. El retraso en varios años del proyecto Teniente Nuevo Nivel Mina significa que dicha mina disminuiría su producción en forma significativa. Lo mismo ocurriría en Chuquicamata. En total se estima que la empresa reduciría su producción hasta 15% con respecto a 2015. En las últimas dos décadas la privatización de una parte de Codelco ha sido rechazada por la mayoría de los chilenos, porque la empresa ha sido un éxito, entregando US$ 110 mil millones al Fisco. Este rechazo podría mermar, ya que los éxitos de Codelco serán no tener pérdidas y continuar con sus inversiones. ¿De dónde obtendrá los fondos para esto último? Del Estado, de mayor endeudamiento rebajando su clasificación de riesgo, de la venta de activos, o de la incorporación de capital privado a su propiedad. Todas estas alternativas son altamente complejas, pero hay que adoptar alguna o varias de ellas, ya que detener las inversiones significa la declinación de la empresa. Por ello, grandes bonos otorgados a su personal ahora arrojan por la borda la protección del empleo y acercan peligrosamente a la empresa a una privatización parcial. Entrevista publicada en Revista Qué Pasa, el 17 de septiembre de 2015. Ver publicación original.
Columna publicada en Revista Minería Chilena, el 1 de abril de 2015. Ver publicación original.
Como era esperable, los costos globales de la minería del cobre cayeron en 2014 respecto del año anterior, en alrededor de 6%. Una menor actividad económica del mundo y especialmente de China hizo caer por tercer año consecutivo el precio de los grandes commodities minerales, el cobre, el hierro, el carbón. También cayó el precio del gas natural y del petróleo, aunque por razones distintas este último, ya que a la menor demanda hubo que agregar mayor oferta. Estados Unidos incrementó su producción de crudo en cerca de 30% y ello precipitó una gran baja del precio del petróleo, arrastrando la caída de precios de otros commodties, ya que los grandes inversionistas institucionales retiraron sus fondos de estos. Arabia Saudi se resistió a recortar producción del crudo para elevar su precio, a la espera que salieran del mercado los productores de altos costos. En la actualidad hay señales que muchos productores están operando al borde de no tener ganancias e incluso con leves perdidas, y al mismo tiempo muchos productores recortaron fuertemente la inversión, lo que tendrá un efecto en dos a tres años más. Arabia Saudi puede esperar a que el alza del precio se produzca en forma natural y no forzada por acción de la OPEC. Cuando baja el precio de estos commodities también baja su costo de producción, aunque ello ocurre con cierto retraso y no en igual medida. La razón de la reducción de costos de producción de cobre es simple de entender cuando se reduce el precio de este metal, ya que los insumos básicos que se requieren para producirlo, es decir el petróleo, el gas natural, el carbón y el hierro, también bajan de precio. Por ello se habla de desinflación global del costo de los commodities. Una segunda razón que incidió en la baja del costo de producción de los commodities es el mayor valor del dólar a nivel global. Durante 2014 el euro se devaluó en cerca de 12% respecto del dólar y en 2015 el efecto sería aún mayor. Hay que recordar que cuando el precio del cobre baja se genera un aumento del valor del dólar que actúa como un seguro para la producción de cobre ya que cerca de la mitad de los costos de producción se pagan en pesos, comenzando por los salarios. Uno de los aspectos interesantes del cambio del valor de las monedas en 2014 es que el peso chileno se depreció mucho más que el Sol peruano, el que lo hizo en solo 4,7%. Por esta razón el país ganó algo de competitividad respecto a Perú en 2014. Los costos de producción de las minas de cobre chilenas también bajaron en 2014, debido a los mismas razones, aunque acentuadas por la caída del valor del peso en 14% respecto de 2013. Sabemos que Codelco redujo sus costos operativos en cerca de 12%, de los cuales atribuyó la mitad a efectos de mercado y la mitad a efectos de su propia gestión. La minería privada también redujo sus costos, aunque no hay cifras precisas aún. En definitiva los costos de producción del cobre son un blanco móvil que depende del precio de este metal en el corto plazo y por ello los efectos de la baja del precio serán menos severos que lo que muchos piensan. |
Gustavo LagosProfesor Titular. Archives
Agosto 2023
Categories |