Columna publicada en La Tercera, el 16 de agosto de 2013. Ver publicación original.
La colocación informada por Codelco de un bono por US$ 750 millones para financiar parte de su programa de inversiones de 2013 arroja varias señales al país. La empresa tendrá que financiar con deuda bastante más que esto antes de fin de año.
Según el comunicado, en un primer ajuste se habría reducido en 10% la inversión de 2013, “haciéndose cargo de los menores niveles de capitalización” autorizados por el gobierno. Al mismo tiempo, el gasto es normalmente inferior al presupuestado debido a retrasos de los proyectos. Esto último ha aquejado a la industria en la última década, por lo que habría que redoblar los esfuerzos para que no ocurriese en Codelco, si ello fuese efectivo.
El dueño de Codelco, representado por el gobierno, indicó en su momento que había que reducir costos, deslizando que éste habría sido el motivo de haber autorizado una capitalización claramente insuficiente. No es común que el dueño comente públicamente aspectos sobre la administración, ya que los instrumentos de que dispone son suficientes para aumentar sus ganancias. Estos son decidir las inversiones y también realizar sus comentarios a través de sus representantes en el directorio. Francamente, no sabemos qué intención tuvo el gobierno esta vez, pero no hay que descartar que una razón importante haya sido no aumentar el déficit fiscal.
Codelco está en una camisa de fuerza para financiar sus inversiones de, aproximadamente, US$ 25 mil millones hasta el fin de esta década. La idea era lograr esto en un 40% con depreciación, en igual cantidad con endeudamiento y en un 20% con recursos frescos de reinversión puestos por el dueño. Es este último valor el que está ausente y no es viable que la empresa se endeude a niveles mayores para cubrirlo.
La pregunta es, ¿qué pasará en el próximo gobierno con un precio del cobre que está a la baja? ¿Habrá disposición a invertir US$ 1.000 millones anuales en Codelco? Las candidatas presidenciales no se han pronunciado. Catorce senadores, casi todos ellos de la oposición, hicieron un proyecto de acuerdo solicitando al gobierno una capitalización efectiva este año y una ley que garantice el financiamiento futuro de la empresa. Pero el que toma las iniciativas en estas materias es el Ejecutivo y no el Congreso. Al mismo tiempo, una inversión pre aprobada plurianualmente para Codelco abre una caja de pandora para otras instituciones que deseen igual trato.
Para resolver integralmente el financiamiento de las inversiones de Codelco, el gobierno podría utilizar US$ 5.000 millones o un tercio del Fondo de Estabilización Económico Social (FEES), logrando para el país rentabilidades muy superiores a las que ha conseguido con su actual programa de colocaciones internacionales. Ello requeriría un acuerdo político transversal que incorporara a los partidos políticos y al futuro gobierno, y simultáneamente el compromiso de todos los estratos de la empresa -incluidos todos sus trabajadores- para reducir los costos de operación.
Finalmente, es indispensable que los costos de construcción de las grandes inversiones cedan sustancialmente. Todo ello se puede lograr, y para ello hay que trabajar.
La colocación informada por Codelco de un bono por US$ 750 millones para financiar parte de su programa de inversiones de 2013 arroja varias señales al país. La empresa tendrá que financiar con deuda bastante más que esto antes de fin de año.
Según el comunicado, en un primer ajuste se habría reducido en 10% la inversión de 2013, “haciéndose cargo de los menores niveles de capitalización” autorizados por el gobierno. Al mismo tiempo, el gasto es normalmente inferior al presupuestado debido a retrasos de los proyectos. Esto último ha aquejado a la industria en la última década, por lo que habría que redoblar los esfuerzos para que no ocurriese en Codelco, si ello fuese efectivo.
El dueño de Codelco, representado por el gobierno, indicó en su momento que había que reducir costos, deslizando que éste habría sido el motivo de haber autorizado una capitalización claramente insuficiente. No es común que el dueño comente públicamente aspectos sobre la administración, ya que los instrumentos de que dispone son suficientes para aumentar sus ganancias. Estos son decidir las inversiones y también realizar sus comentarios a través de sus representantes en el directorio. Francamente, no sabemos qué intención tuvo el gobierno esta vez, pero no hay que descartar que una razón importante haya sido no aumentar el déficit fiscal.
Codelco está en una camisa de fuerza para financiar sus inversiones de, aproximadamente, US$ 25 mil millones hasta el fin de esta década. La idea era lograr esto en un 40% con depreciación, en igual cantidad con endeudamiento y en un 20% con recursos frescos de reinversión puestos por el dueño. Es este último valor el que está ausente y no es viable que la empresa se endeude a niveles mayores para cubrirlo.
La pregunta es, ¿qué pasará en el próximo gobierno con un precio del cobre que está a la baja? ¿Habrá disposición a invertir US$ 1.000 millones anuales en Codelco? Las candidatas presidenciales no se han pronunciado. Catorce senadores, casi todos ellos de la oposición, hicieron un proyecto de acuerdo solicitando al gobierno una capitalización efectiva este año y una ley que garantice el financiamiento futuro de la empresa. Pero el que toma las iniciativas en estas materias es el Ejecutivo y no el Congreso. Al mismo tiempo, una inversión pre aprobada plurianualmente para Codelco abre una caja de pandora para otras instituciones que deseen igual trato.
Para resolver integralmente el financiamiento de las inversiones de Codelco, el gobierno podría utilizar US$ 5.000 millones o un tercio del Fondo de Estabilización Económico Social (FEES), logrando para el país rentabilidades muy superiores a las que ha conseguido con su actual programa de colocaciones internacionales. Ello requeriría un acuerdo político transversal que incorporara a los partidos políticos y al futuro gobierno, y simultáneamente el compromiso de todos los estratos de la empresa -incluidos todos sus trabajadores- para reducir los costos de operación.
Finalmente, es indispensable que los costos de construcción de las grandes inversiones cedan sustancialmente. Todo ello se puede lograr, y para ello hay que trabajar.