Columna publicada en La Tercera, el 2 de enero de 2014. Ver publicación original.
La minería del cobre chilena depende de cuatro variables que pesan decisivamente en la economía del país. El precio del cobre, la producción, la inversión y los costos. Este fue un mal año para el precio y para la inversión, un buen año para la producción y un año neutro para los costos. El menor precio del cobre significó que el Fisco recibió en 2013 menos fondos de la minería que en 2012, con la industria privada aportando más que Codelco. Lo mejor del año que acaba de terminar es que las expectativas de precio futuro mejoraron debido a las buenas señales de la economía global, así como a la reducción de la oferta.
La industria privada llevó al país a su máxima producción histórica de cobre y se contuvo el alza desmesurada de los costos que venía produciéndose. La seguridad en la minería sigue siendo la mejor del país, pero pese a que los accidentes fatales bajarían 15% en 2013, la meta cero está lejos aún. Lograr una mayor percepción de seguridad por parte de los trabajadores mineros es clave para aumentar su compromiso y productividad en el largo plazo, aunque ello reduzca las metas productivas en el corto plazo.
Lo peor de 2013 fue Pascua Lama, con la grave violación de la Resolución de Calificación Ambiental que autorizó la construcción de este proyecto. Afortunadamente, no parece haber otros Pascua Lama en el horizonte.
Por primera vez se observaron fuertes objeciones al desarrollo minero por parte de Organizaciones No Gubernamentales. Ello es preocupante. La principal parecen ser las preguntas no respondidas sobre el devenir del sistema de glaciares que genera el clima cordillerano de la zona Central y Norte de Chile. La hipótesis de las ONG no es que la minería sea la sola causante del retroceso de los glaciares, sino que también hay causas naturales que lo ocasionarían. El problema está en que no hay una cuantificación creíble de largo plazo de ello, por lo que es urgente que el Estado conduzca estudios independientes sobre el futuro de los glaciares.
El desarrollo energético sigue trabado debido a la falta de un acuerdo amplio político y ciudadano, haciendo improbables varias de las nuevas inversiones mineras. La minería del cobre chileno perdió competitividad por éste y por otros motivos, y las inversiones, si bien siguen siendo importantes, podrían duplicarse si resolvemos las trabas internas del país.
Para Codelco, fue un año de contrastes. Las dos capitalizaciones del gobierno fueron contables y aportaron cero a disipar la incertidumbre sobre sus inversiones. Por otra parte, Codelco no pudo ni aumentar su producción ni convencer a los trabajadores en huelga en El Salvador y Chuquicamata que la primera pierde dinero y que la segunda está al filo de hacerlo.
En lo positivo, se lograron reducir los costos y los trabajadores de Radomiro Tomic, Andina, Teniente, Gaby y Ministro Hales están comprometidos con la política de la empresa y aportarán crucialmente a mejorar los resultados en 2014.
Finalmente, es importante que el nuevo Gobierno indique pronto lo que piensa hacer respecto al DL 600, ya que su derogación sin un lineamiento claro hacia el futuro genera alta incertidumbre.
La minería del cobre chilena depende de cuatro variables que pesan decisivamente en la economía del país. El precio del cobre, la producción, la inversión y los costos. Este fue un mal año para el precio y para la inversión, un buen año para la producción y un año neutro para los costos. El menor precio del cobre significó que el Fisco recibió en 2013 menos fondos de la minería que en 2012, con la industria privada aportando más que Codelco. Lo mejor del año que acaba de terminar es que las expectativas de precio futuro mejoraron debido a las buenas señales de la economía global, así como a la reducción de la oferta.
La industria privada llevó al país a su máxima producción histórica de cobre y se contuvo el alza desmesurada de los costos que venía produciéndose. La seguridad en la minería sigue siendo la mejor del país, pero pese a que los accidentes fatales bajarían 15% en 2013, la meta cero está lejos aún. Lograr una mayor percepción de seguridad por parte de los trabajadores mineros es clave para aumentar su compromiso y productividad en el largo plazo, aunque ello reduzca las metas productivas en el corto plazo.
Lo peor de 2013 fue Pascua Lama, con la grave violación de la Resolución de Calificación Ambiental que autorizó la construcción de este proyecto. Afortunadamente, no parece haber otros Pascua Lama en el horizonte.
Por primera vez se observaron fuertes objeciones al desarrollo minero por parte de Organizaciones No Gubernamentales. Ello es preocupante. La principal parecen ser las preguntas no respondidas sobre el devenir del sistema de glaciares que genera el clima cordillerano de la zona Central y Norte de Chile. La hipótesis de las ONG no es que la minería sea la sola causante del retroceso de los glaciares, sino que también hay causas naturales que lo ocasionarían. El problema está en que no hay una cuantificación creíble de largo plazo de ello, por lo que es urgente que el Estado conduzca estudios independientes sobre el futuro de los glaciares.
El desarrollo energético sigue trabado debido a la falta de un acuerdo amplio político y ciudadano, haciendo improbables varias de las nuevas inversiones mineras. La minería del cobre chileno perdió competitividad por éste y por otros motivos, y las inversiones, si bien siguen siendo importantes, podrían duplicarse si resolvemos las trabas internas del país.
Para Codelco, fue un año de contrastes. Las dos capitalizaciones del gobierno fueron contables y aportaron cero a disipar la incertidumbre sobre sus inversiones. Por otra parte, Codelco no pudo ni aumentar su producción ni convencer a los trabajadores en huelga en El Salvador y Chuquicamata que la primera pierde dinero y que la segunda está al filo de hacerlo.
En lo positivo, se lograron reducir los costos y los trabajadores de Radomiro Tomic, Andina, Teniente, Gaby y Ministro Hales están comprometidos con la política de la empresa y aportarán crucialmente a mejorar los resultados en 2014.
Finalmente, es importante que el nuevo Gobierno indique pronto lo que piensa hacer respecto al DL 600, ya que su derogación sin un lineamiento claro hacia el futuro genera alta incertidumbre.